12/15/2012

Pornografía emocional en FB



Hoy, 15 de diciembre, hubiera sido el cumpleaños de mi mamá. No lo fue porque le pasó eso que le sucede a todos los seres humanos en algún momento de sus vidas: se murió. Hoy me desperté temprano pensando en ella. Me puse a escuchar Seria fantàstic de Joan Manuel Serrat, un músico que siempre estará relacionado para mí con ella. Como todas las mamás, ella era fanática de Serrat. En el último año de su vida, me acuerdo que un día le mandé un mensajito contándole que estaba disfrutando escuchando algún músico que a ella le gustaba que ahora no recuerdo cuál era. Podría haber sido Frank Sinatra o Cole Porter o Nat Cole. Sí me acuerdo de su respuesta: siempre estaremos juntas a través de la música. También me acuerdo que cuando recibí ese mensaje me puse a llorar. Me emocionó. Y me enojé un poco, porque dije para mis adentros: mierda, le estoy contando que estoy contenta y me manda una contestación sentimental y lacrimógena. Pero así son las madres. O así somos los hijos.

Después me dieron ganas de subir al FB el video de la canción de Serrat. Primero pensé hacerlo sin ninguna explicación. Algunos entenderían en qué estaba pensado y otros dirían: ah, está escuchando Serrat. Después pensé en poner alguna clase de frase explicando por qué ponía ese video. Pero, en general, me resulta extraño cuando la gente pone cosas tan personales en FB. No tengo nada en contra de la pornografía emocional amateur, pero nunca la practiqué. Y me quedé pensando. Hice una clasificación bastante graciosa de los pornógrafos emocionales del FB, que, ahora mismo, no me dan ganas de escribir. La dejo para algún próximo post.

Una de las maneras principales que yo tengo de relacionarme con la gente es a través de los libros, la música, las películas, las series. Cualquier fanático de Larry David es un poco amigo mío, o, como mínimo, tiene puntos para serlo. Puede que no sea muy maduro o muy normal, pero es así. Y es de esta forma también como la gente deja recuerdos en mí. Por eso debe ser que las anécdotas que me vienen a la cabeza en este momento tienen que ver con el sonido del disco Serrat en vivo en el tocadiscos de mi casa. O los de Mina o Julio Sosa. O las series Petroccelli o Los vengadores. Una de mis preferidas es cuando a los nueve años me hizo ver Psicosis y durante mucho tiempo yo iba haciéndole el chiste de: soy incapaz de matar una mosca. Amaba a Hitchcock. También a Cary Grant y Gregory Peck. Y de Audrey Hepburn. Hoy, 15 de diciembre, ver a esos actores o escuchar esas canciones es una manera muy linda de seguir estando juntas.

11/19/2012

Maravilloso el capítulo 3 de la temporada 7 de 30 Rock



Quiero ser Tina Fey. Hace años que quiero ser Tina Fey.  Porque es brillante, inteligente, graciosa y tiene éxito. Cuatro características que me gustaría tener. Pero hay un extra. A lo largo de los años, según fueron cambiando mis ídolos, siempre dije: quiero ser Woody Allen, quiero ser César Aira, quiero ser Julian Barnes, quiero ser Wes Anderson, quiero ser Nick Hornby, quiero ser Larry David. Tina Fey fue la primera mujer de la lista.

Hubo una época que miraba todos los capítulos de 30 Rock. Después la abandoné por un par de temporadas. Y ahora retomé en la séptima. Me acuerdo que una vez leí un reportaje a Alec Baldwin en donde él mismo reconocía que era un mal actor. Me indigné con él. Pero,  por favor, Alec, si sos brillante. Luego de ver la última película de Woody Allen, comprobé, con tristeza, que él tenía razón. Alec Baldwin nació para ser Jack Donaghy. Hoy me di cuenta de que en esas charlas pinponeadas entre Liz y Jack aparece algo en él que no logra en otros papeles.

El tercer capítulo de esta temporada, Stride of pride, (que está escrito por ella) va de una discusión que tiene con Tracy, quien dice que las mujeres no pueden ser graciosas, y ella quiere demostrarle que sí, pero sin someterese a "tener que demostrarlo". Paralelamente a esto, Liz está empeñada en hacer un brunch de chicas para hablar de sexo, ya que en el último tiempo logró hacer cuatro posturas sexuales distintas con su novio. El final logra unir ambas líneas en contenido y forma (en realidad, lo hace con todas las líneas argumentales del capítulo). Cuando terminé de verlo, lo puse de vuelta.

11/06/2012

Tres apreciaciones breves después de ver Ruby Sparks



1) Al verla, es inevitable no pensar en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, que cuenta casi lo mismo pero mucho mejor.

2) Paul Dano se come la película. Este muchacho es, simplemente, excelente.

3) Me aburre un poco que siempre el neurótico con problemitas para relacionarse sea un escritor. Es verdad, hay muchos escritores neuróticos con problemitas para relacionarse, pero no creo que sea excluyente de la profesión. Por otro lado, parte de lo que plantea la película –el amor como una tensión entre el deseo de quiero que seas como quiero y quiero que no seas como quiero- es aplicable a cualquier persona enamorada, sea escritor, ingeniero, gestor o empleado bancario. Tal vez, la única diferencia es que el escritor, por ser una persona que se dedica a observar a la gente y a reflexionar sobre las relaciones humanas y los sentimientos, tiene algo más de registro sobre eso, lo cual tampoco garantiza nada (a lo sumo es un poco más consciente y  bastante más infeliz).

Dicho esto, obviamente la disfruté y me gustó, aunque, como ya me habían advertido mis amigos por facebook, había que bajar las expectativas para verla. Y tenían razón.

10/05/2012

Si está Maya Rudolph en la película, yo la miro

Buscaba una peli para mirar antes de dormir. Vi que estaba Maya y dije: esta. No importaba de qué trataba, ni cómo se llamaba, ni nada. ¿Por qué? Porque Maya está en Away we go o en Bridesmaids y en SNL y con eso alcanza. Si, además, después ves que también está Kriten Wiig, decís: sí. Y si encima, después encontrás que está Jon Hamm, decís: sí, sí, síiiiiiiii.

Cuando empezó vi que se llamaba: Friends with kids. Bueno, puede ser interesante. El primer acto me resultó bastante estereotipado, con gente que por tener hijos se vuelve insoportable a la vista de los amigos solteros. No es que la idea estuviera mal, pero se me hacía muy simplona. Sin embargo, pasada la primera media hora, la película se vuelve genial. Tiene giros que me hicieron reír con ganas y momentos de tensión muy inteligentes. En el tercer acto vuelve a caer. Se hace previsible y se transforma en una comedia romántica más.  Lo que me lleva a preguntarme si las comedias románticas están condenadas a tener un tercer acto inevitable y poco interesante. Pero recomiendo que la miren solo por el segundo acto que es brillante. No cuento nada para evitar spoilers.

Después investigué a su guionista, directora y protagonista: Jennifer Westfeldt. Y me enteré (perdón si todos lo sabían, pero yo no) que es la pareja de Jon Hamm. Qué cool que es Jon. No solo por ser Don Draper. También se da el gusto de parodiar a los lindos (siendo él un bombón)  al lado de Tina Fey en 30 Rock o en Bridesmaids, protagoniza un video de Herman Dune, y, encima, tiene una novia que, si bien no es fea, no es hermosa, pero parece inteligente, sensible y con ganas de contar algo que está bueno. Jon, te amamos.

10/04/2012

10 preguntas que me surgieron viendo Girls de Lena Dunhan, con producción de Judd Apatow, para HBO


  1. ¿Es verdad que las fanáticas de Sex and the city son, en realidad, vírgenes o chicas con una vida sexual muy escasa?
  2. ¿Fue una idea genuina o dijeron: nadie real puede identificarse con Carrie Bradshaw pongamos una gordita de protagonista?
  3. ¿Es verdad que las alternativas de modelo de hombre del siglo XXI son chicos con un falso poder ególatra que tienen sexo solo para autosatisfacerse o chicos tontos y enamoradizos que no excitan a ninguna mujer?
  4. ¿Es verdad que las de ventipocos no tienen orgasmos teniendo relaciones sexuales en el siglo XXI?
  5. ¿En el siglo XXI el sexo se transformó en dos egos en busca de una masturbación asistida?
  6. ¿Es verdad que solo usan preservativo las parejas estables?
  7. ¿Todas las menores de 25 (heterosexuales) tienen comportamientos que vistos por las mayores de 25 es comportamiento lésbico?
  8. Tener 35 (o 36 ponele) e identificarse con algunas cosas que se cuentan, ¿revela un grado de inmadurez importante o solo patetismo?
  9. La precarización laboral, ¿difiere entre una persona de 20 y una de 30 y una de 40?
  10. ¿Por qué no tendré 22 años, viviré en Nueva York y seré muy indie y artista?

7/08/2012

Un mini- cuento de la realidad

Iba caminando hacia la playa en modo: "sí, soy un personaje de ficción y estoy en mi propio video clip". ¿Qué significa esto? Bueno, algo que suele sucederme cuando voy con mi mp3. En el caso de hoy, el sol, Barcelona, cierta felicidad y sosiego combinados con ir escuchando a los Flight of the Conchords hacían que fuera bailando por la calle. No literalmente bailando, iba haciendo un pasito que si alguien me miraba con detenimiento, se daría cuenta de que no estaba solo caminando. Era un baile cifrado en secreto. Los auriculares tenían un volumen muy fuerte, así que no escuchaba lo que pasaba a mi alrededor. Me crucé con una ¿pareja?, la chica hablaba, desconozco lo que diría. Pero, treinta segundos después, la realidad me regala un mini-cuento. Escucho una voz masculina que grita a mis espaldas:

— Si logro que algún día te quedes callada, mira, eso ya será un triunfo para mí.

Además de este mini-cuento maravilloso, la situación nos deja una gran moraleja: no importa lo fuerte que lleves el mp3, la realidad siempre se hace escuchar. Los dejo con la cancíón que iba sonando en mis oídos, que le da una inceíble banda de sonido a todo:

5/18/2012

Collage informativo

Resulta que estoy bastante bronceada y no es que vaya tanto a la playa, sino que leo sentada en el balcón. Hace dos días que no hay sol, así que estoy empalideciendo nuevamente. El balcón da a un jardín. El lunes estaba leyendo Historia del amor de Nicole Krauss y miré para el jardín y vi que había un conejo blanco gigante. Quise sacarle una foto pero se fue rápido (en cuanto pueda le saco una foto y la subo). Yo quería que me dijera dios mío, qué tarde voy a llegar, pero como no me dijo nada, no lo seguí. Entonces se me ocurrió que tenía que escribir aunque fuera un mini-texto para el blog y pensé en contar las novedades, pero me quedé al sol y después ya me tenía que ir. Como ya dije, hoy está nublado.

En las últimas semanas vi muchas cosas buenas. Por ejemplo, a The Magnetic Fields, que como ya dije en FB, es una de las pocas bandas (que recuerde) que suena mucho mejor en vivo que grabada. Un lujo. Aparte las casualidades quisieron que quedáramos en primera fila, así que fue felicidad pura y de la buena.

También fui a un festival en CCCB que se llamaba Primera Persona. Lo más fuerte fue enterarme (el mismo día) que estaba ¡Jonathan Ames! Sí, el mismo de Bored to Death. Cómo extraño la serie. Después fui a la biblioteca y me saqué un libro de él (no me acuerdo cómo se llama y me da pereza buscarlo ahora) pero no me gustó tanto. Leí los tres primeros capítulos. Un poco bukowskiano y aburrido. Lo mejor era un par de cosas que contaba sobre el padre. Los judíos de Brooklyn, de tanto leer sobre ellos, ya es como si los conociera... En el festival también estuvo Jota, de Los planetas, y sencillamente me enamoré. No sé, no dijo nada interesante, ni quería cantar mucho, tocaba unas cosas que le salían bastante mal en el Ipad, pero tiene algo en la actitud. Ya saben, los músicos son una de mis debilidades. Así que estuve los siguientes días escuchando a Los planetas, día y noche. (Una de mis canciones preferidas, junto con la cantante de La buena vida)



También estuve leyendo a Villoro (sí, no voy a decir nada más, así no me tratan de fanática). Ahora estoy muy copada con uno para chicos que se llama El libro salvaje donde hay un personaje que es el tío Tito que tiene una teoría sobre los libros (con la que concuerdo): no es uno quien busca a los libros, son los libros quienes lo buscan a uno. Es maravilloso y lo leo despacito, para que no se termine. Lo disfruto como una niña.

En el medio de todo esto, claro, estoy escribiendo. Siempre tengo la sensación de que debería escribir más, pero, bueno, lo de siempre.

El Festival Internacional de Poesía está muy bien. En el Palau de la Música, me encantó escuchar a Mark Strand, poeta que recomiendo y del que me enteré (gracias al FB de C.) que se acaba de editar una traducción de sus poemas en Argentina. Dentro del festival, ayer en la Plaça del Rei estuvieron Roger Mas y Albert Pla. Escuchar desde esas escaleras, esta canción,



fue un momento mágico. El final con Albert Pla y esta canción



fue un buen contraste, aunque para esa hora ya sobraban las sillas y faltaba un poco más de alcohol.

Por ahora, aquí lo dejo. Además del conejo, tengo un/a vecinito/a que está aprendiendo a tocar la flauta dulce y voy a ir a estrangularlo en este momento.

4/20/2012

Cuando empezás, no parás

Anoche dormí tres horas y media. Resulta que, primero, cenamos, luego, salimos y, por último, terminamos borrachos en una terraza. Me dormí a las seis de la mañana y nueve y veintisiete sonó el celular: tal como le había pedido, C. me avisaba que era hora de levantarme. Es que había quedado con ella en que lo iba a cuidar a L. (su hijo de siete años) mientras ella iba a hacer algo importante a la universidad. Con L. la pasamos muy bien. Los mejores momentos, creo yo, fueron dos. El primero, virtual, fue cuando jugamos en un ipad una competencia de cortar verduras con el dedo. El segundo, real, cuando quise servirle la sopa, que había dejado preparada la madre, en un plato y el nene me miró y me dijo: en serio creés que se puede servir sopa ahí. Me dio un poco de nostalgia y alegría porque me hizo acordar a cuando mis sobrinos me hacían notar ese mismo tipo de torpezas de mi parte mientras los cuidaba.

Volví a casa. Como sabía que iba a quedarme dormida, salí rumbo a la Laie de Pau Claris a trabajar. Escribí más de lo que creía posible y, también, mandé algunos mails, urgentes, postergados, importantes. A eso de las ocho y media di por terminada la sesión. En el camino de regreso sentí que me dolían mucho las piernas. Debo tener algo grave pensé. Después me dije, basta, el otro día el ojo, hoy esto. Creo que son los ocho meses sin H.Z., pero en seguida me di cuenta de que con H.Z. me pasaba lo mismo.

Mientras me divertía pensando en enfermedades terminales, pasé por el Corte Inglés y decidí cruzarlo por dentro. En el trayecto una promotora me preguntó si quería que me hiciera una prueba de maquillaje (yo iba a cara lavada). Le dije: sí, la cara me delata, ¿no? La chica no entendió el chiste y se pensó que me había ofendido. Lo ofrecemos a todas en general. Quedate tranquila, es una broma, estoy casi sin dormir. Me probó miles de cosas mágicas. Para cerrarte los poros, para taparte las ojeras, para que parezca que dormiste ocho horas. De todas formas, lo que más me gustó fue un rubor de un color perfecto. Cuesta treinta y cinco euros. Sabés las cosas que hago yo con treinta y cinco euros, corazón. No se lo dije, me resigné con saber para mis adentros que el rubor perfecto e inalcanzable existe. Me dio un librito muy bonito en donde están todos los productos. Gracias, ya no soy la misma.

En este momento mi cara tiene un arsenal que cuesta lo mismo que un viaje a Londres. Y así, bella y falsamente descansada, en esta hermosa noche de viernes, voy a hacer lo más esperable y esperado del mundo: irme a dormir.

3/10/2012

Mrs. Robinson o mis capacidades limitadas de psíquica

Los días de sol están hechos para leer en la playa o en el parque. Con esta convicción me fui ayer con El tiempo es un canalla de Jennifer Egan al Parque de la Ciutadella convencida de que el mundo, a veces, es un lugar mágico y maravilloso.

Leí un rato, y, cuando me cansé, cerré el libro y me quedé tirada en el pasto con el sol de lleno en mi cara. En eso, un chico se sentó medianamente cerca y se puso a tocar la guitarra y a cantar una versión de un tema de Depeche Mode. No, Depeche en la guitarra no da, no hagas eso con Depeche, ¿un hippie tocando Depeche? ¿en serio? Tocá, no sé, tocá Simon & Garfunkel, tocá Mrs. Robinson. Y así mi cabeza seguía dándole indicaciones sobre que debería tocar Mrs. Robinson y algunos otros pensamientos tales como los pájaros y si no tendría que estar prohibido que una persona se pusiera a cantar en los espacios públicos, y si no era muy reaccionario estar pensando en la posibilidad de que tendría que estar prohibido tocar en la vía pública.

Y, en el medio de ese devenir de conciencia, el muchacho empieza a cantar Mrs. Robinson. Soy psíquica, soy psíquica, puedo conseguir que la gente haga cosas con solo pensarlo. Y ahí empecé a imaginar a determinadas personas haciendo determinadas cosas que ahora no viene al caso contar. Pero, claro, decidí que antes de continuar y cantar victoria, tenía que probar nuevamente mis poderes. Ahora, tocá Folsom Prisom Blues de Johny Cash, tocá Sweet dreams baby de Roy Orbison, tocá After hours de la Velvet. Ok, te la hago más fácil, tocá Black Bird de los Beatles. Nada. Siguió con una canción que parecía de Víctor Heredia.

Puesta a reflexionar sobre lo sucedido me di cuenta de que: o bien solo se trató de una casualidad; o estoy desarrollando capacidades de psíquica, pero voy lento; o, tal vez, tenía una única oportunidad en mi vida de lograr que alguien hiciera algo con solo pensarlo y gasté esa chance en que este hippie cantara Mrs Robinson. Sea como sea, lo cierto es que la magia dura poco.

Después agarré el libro, me alejé hacia un lugar donde casi no se lo escuchaba y seguí leyendo un rato más.

2/10/2012

En los últimos días tuve la suerte de ver películas que me gustaron mucho o me interesaron por algo

Tengo una buena racha. Hacía tiempo que no me pasaba esto de ver cinco, seis películas seguidas que me parece que están buenas o que, por lo menos, tienen algo destacable.

Los descendientes: EXCELENTE. La vi una sola vez. Con esto quiero decir que necesito verla un par de veces más para terminar de definir mi primera impresión. Pero así, de una, en el cine, me encantó. Clooney está perfecto (quiero que le den el Oscar). Es el tipo de películas que me gustaría escribir a mí. Situaciones en apariencia terribles en tono de “comedia”. A mi entender, como la vida misma.

50/50: es un hecho, si Seth Rogen está implicado de alguna manera en una película, ya es garantía de que, como mínimo, me va a gustar. Esta me encantó. Cuatro buenas actuaciones: Joseph Gordon Levitt, Seth, Anna Kendrik (la chica de Up in the air) y Anjelica Huston (ay, cómo te amo, Anjelica). Joseph Gordon Levitt es un pibe sano y contenido que se entera que tiene un cáncer terminal. Lloré, me reí, me identifiqué con todos. Sí, la disfruté mucho. Genial el momento en que le tiene que contar a la madre que tiene cáncer y no sabe cómo hacerlo y le pregunta: ¿Viste La fuerza del cariño? Seth Rogen es el amigo que se aprovecha diciéndoles a las chicas que su amigo es enfermo terminal para garchárselas. No cuento más. Me hizo pensar en miles de cosas, déjenme digerirla un poco más y sigo escribiendo después sobre esta.

Beginners: y seguimos con el cáncer. Lo primero que hay que decir de esta peli es: por favor, TODOS los premios que existan en el mundo para Chritopher Plummer. Decir que está perfecto es poco. Un padre que a los setenta y cinco años se asume gay, después de cuarenta años de matrimonio, cuando su mujer muere. La peli empieza con la muerte del padre. Y el hijo que intenta resolver su vida amorosa tratando de asimilar la historia de la pareja de sus padres. “Uno espera toda la vida encontrarse con un león. Quiere un león. Y un día se encuentra con una jirafa. Y se queda con la jirafa”.

Paul: la quería ver hace mil y después me olvidé. El gran Greg Mottola (lo amamos!). Bueno, qué decir. Un extraterrestre con la voz de Seth Rogen, dos frikis ingleses fanáticos de los comics, y ella, la maravillosa Kriten Wigg (tengo que escribir sobre Bridesmaids, próximamente). Diversión.

Observe and report: Seth Rogen, una vez más, soy una enferma, me hice adicta a Seth. Al lado de todas las anteriores no es tan genial. Pero tiene momentos y un humor muy negro y adorable. La entrevista de él con la psicóloga o las conversaciones con la madre alcohólica. Les juro que hay momentos en que te angustia y mucho, cuando se supone que te tenés que estar riendo.

Veánlas y si lo hacen y tienen ganas, cuénteme que les parecieron.

2/07/2012

Melania escritora

Me gustan muchos tipos de literatura. Tengo una formación académica muy fuerte con una clara delimitación entre lo que “es” literatura y lo que “no es” literatura. Incluso en los casos más modernos y posmodernos ese límite está marcado con rojo. Lo que se considera posmoderno para la academia (esa supuesta mezcla de lo alto y lo popular) es un constructo teórico que se alimenta de ficciones populares, pero cuyo resultado es tan impenetrable como la alta literatura (en especial, para la gente que solo consume literatura pop). No obstante, en lo personal, puedo disfrutar de esta “literatura para literatos”, incluso mucho más que de un best seller al estilo El código Da Vinci (y todo este tipo de best sellers que no leo, no porque lo considere malo ni fácil de hacer, ni ninguno de los clásicos lugares comunes, sino porque, simplemente, me aburre y no me interesa). Pero ninguna de estas dos cosas es lo que yo quiero hacer con mi escritura.

Que la forma significa ya lo dijeron hace mil años. Ya dejó de ser un descubrimiento.

En mi camino personal, como escritora, creo que hay encontrar una manera nueva de contar historias. Lo que más me interesan de las ficciones son los personajes. Le puedo perdonar todos los errores a una narración si me enamoro de sus protagonistas. No, no busco volver a la novela decimonónica. Estoy segura de que no se trata de eso. Pero me gusta que pasen cosas y entender la psicología de los personajes. Me encantan las observaciones incisivas y cuando en lugar de decírmelo me lo muestran, y, por eso, pretendo lo mismo cuando escribo.

Me gusta el humor, la aparente sencillez y cierta frivolidad. Aunque a veces me da miedo que por eso recaigan sobre mis textos lecturas reduccionistas. También supongo que eso no voy a poder controlarlo.

Si tengo que nombrar ejemplos empezaría con Hablando del asunto de Julian Barnes y Nueve cuentos de Salinger. También El curioso incidente del perro a medianoche de Mark Haddon. En español, Llamadas de Amsterdam de Juan Villoro y Los siete locos de Roberto Arlt. Hubo una época en la que no paraba de leer a César Aira. Y, de mis contemporáneos argentinos, Pedro Mairal y Fabián Casas.

Muchas veces digo que me gustaría ser la versión femenina de Nick Hornby, que no es hacer chic lit, sino, creo, todo lo contrario. Sex and the city me parece un buen libro de crónicas, pero no me interesa demasiado. De Hornby me gusta la capacidad de mostrar el comportamiento humano patético en situaciones extremas. Y la música y las listas, claro.

Tengo un particular interés en la autoficción, creo que voy a terminar fabricando un personaje de mí misma. Woody Allen es mi ejemplo preferido. Por supuesto me dan un poco de miedo las consecuencias. Me imagino un escenario kafkiano en donde se me juzga a mí por mis personajes. Pero cuando empiezo a pensar eso creo que ya me transformé en mi personaje. De hecho hasta en mi propio facebook hice un personaje de mí misma (aunque en esto no difiero del resto) en donde por lo general nunca hablo en serio y escribo cosas un poco tontas y cotidianas. Ojo, no hago una apología de la boludez. Perdón, pero me molesta la gente boluda. Una de las cualidades que más valoro (incluso de manera inconsciente) es la inteligencia. Cualquiera que conozca a mis amigos sabe que son gente híper culta, talentosa, brillante. No es que tampoco presuma de eso. Es así, no le demos más vueltas. En todo caso, mi ejercicio con FB, a veces, es un proyecto personal de escritura y tiene un objetivo: perder el miedo a mi propia estupidez. Creo que es necesario (o, por lo menos, lo es en mí) para poder crear. De alguna forma, es como para un actor desnudarse en público, no es que sea imprescindible, pero, le sirve de entrenamiento.

¿Qué quiero logar con todo esto? La respuesta no es original, pero sí genuina: que el que lea mis historias disfrute, se sienta mejor (la literatura corrige la vida) y tenga esa sensación orgásmico-intelectual que yo tengo cuando leo a otros. Generar emociones. Es más ambicioso de lo que parece.

2/06/2012

El día en que le propuse casamiento a un italiano por la calle

Hay un sol increíble. O tal vez lo veo de ese modo, después del frío siberiano y la lluvia de los últimos días. O porque mi computadora ya no está rota, nuevamente la tengo sana y recuperada. En definitiva, todas las sensaciones son por contraste.

Voy camino a la universidad, así, como me siento a veces acá en Barcelona, sabia, iluminada, feliz. Estoy llegando tarde, camino rápido. A la altura del Parc de la Ciutadella, pasa una bicicleta con un chico morocho, muy lindo, nariz prominente (sí, mi fetiche, ya lo sabemos) que hace lento el pedaleo y me pregunta si sé dónde queda el paseo de Sant Joan. Si es el que yo creo, pienso, por allá, por Gracia, estás muy perdido. Sin embargo, mi boca responde algo distinto. Debe ser una de las cualidades de la felicidad, decir, sin pensar, lo primero que te pasa por la cabeza.

No tengo idea, pero podría casarme con vos y averiguarlo.

¿Quién puso esas palabras en mi boca?

El italiano (en unos momentos me voy a enterar de que es italiano) avanza un poco y frena. Tiene las zapatillas All Star, el modelo que usaba Kurt Cobain. Me río y empiezo a mirar para abajo. Sí, soy argentina, sí, me encanta esta ciudad, sí, me estoy muriendo de la vergüenza. Aunque esto último no lo digo es lo más evidente.

Él está de visita, la bicicleta se la prestó un amigo que vive acá, habla bien español porque estudió durante dos años y estuvo en Argentina en el 2009. Conoció Buenos Aires, Salta, Jujuy y Mendoza.

Llego tarde a la universidad, perdoname. No, el móvil, no. No tengo. Te voy a ser sincera, soy una persona comprometida. Perdón, cuando pasaste en la bicicleta se me escapó el pensamiento.

Mientras lo veo alejarse pienso en el chiste del viejo, ese que corre mujeres, pero que cuando las alcanza ya no se acuerda para qué las perseguía. Voy riéndome en el trayecto que va desde el cruce de esa especie de tranvía hasta la puerta de la Pompeu, en donde vuelvo a la realidad.

¿Yo de verdad hice esto hoy a la tarde? Pero, no, ¿ustedes están locos?, ¿cómo van a creerse una cosa así? Me lo imaginé, me inventé un cuentito, a partir de que un italiano hermoso me hizo una pregunta por la calle. Bueno, creo que una vez, también, le pasó a una amiga.

1/26/2012

Moda posmoderna

“Los diseñadores de indumentaria no leen, por eso no hay moda posmoderna.” Con ese chiste empezó su conferencia Glenn Adamson, titulada: “Shell Game: Post-Modern Fashion”, esta tarde en CaixaFòrum. Lo que no aclaró es que tampoco toman notas de las charlas a las que asisten. Yo, que fui con mi lapicera y cuadernito de rigor, para anotar todas las cosas interesantes que dijera, me encontré, de repente, en plena oscuridad y apenas pude escribir de memoria, es decir, sin ver lo que estaba poniendo, nombres, links y algún dato suelto.
Por eso, gracias a mi mala memoria y a la falta de luz como para apuntar algo coherente y que sirviera de algo, comparto, a modo de collage (para estar a tono con los conceptos principales) algunas imágenes y videos que mostró, y los reto a que imaginen, a tientas, todo lo que fue diciendo.