11/19/2012

Maravilloso el capítulo 3 de la temporada 7 de 30 Rock



Quiero ser Tina Fey. Hace años que quiero ser Tina Fey.  Porque es brillante, inteligente, graciosa y tiene éxito. Cuatro características que me gustaría tener. Pero hay un extra. A lo largo de los años, según fueron cambiando mis ídolos, siempre dije: quiero ser Woody Allen, quiero ser César Aira, quiero ser Julian Barnes, quiero ser Wes Anderson, quiero ser Nick Hornby, quiero ser Larry David. Tina Fey fue la primera mujer de la lista.

Hubo una época que miraba todos los capítulos de 30 Rock. Después la abandoné por un par de temporadas. Y ahora retomé en la séptima. Me acuerdo que una vez leí un reportaje a Alec Baldwin en donde él mismo reconocía que era un mal actor. Me indigné con él. Pero,  por favor, Alec, si sos brillante. Luego de ver la última película de Woody Allen, comprobé, con tristeza, que él tenía razón. Alec Baldwin nació para ser Jack Donaghy. Hoy me di cuenta de que en esas charlas pinponeadas entre Liz y Jack aparece algo en él que no logra en otros papeles.

El tercer capítulo de esta temporada, Stride of pride, (que está escrito por ella) va de una discusión que tiene con Tracy, quien dice que las mujeres no pueden ser graciosas, y ella quiere demostrarle que sí, pero sin someterese a "tener que demostrarlo". Paralelamente a esto, Liz está empeñada en hacer un brunch de chicas para hablar de sexo, ya que en el último tiempo logró hacer cuatro posturas sexuales distintas con su novio. El final logra unir ambas líneas en contenido y forma (en realidad, lo hace con todas las líneas argumentales del capítulo). Cuando terminé de verlo, lo puse de vuelta.

11/06/2012

Tres apreciaciones breves después de ver Ruby Sparks



1) Al verla, es inevitable no pensar en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, que cuenta casi lo mismo pero mucho mejor.

2) Paul Dano se come la película. Este muchacho es, simplemente, excelente.

3) Me aburre un poco que siempre el neurótico con problemitas para relacionarse sea un escritor. Es verdad, hay muchos escritores neuróticos con problemitas para relacionarse, pero no creo que sea excluyente de la profesión. Por otro lado, parte de lo que plantea la película –el amor como una tensión entre el deseo de quiero que seas como quiero y quiero que no seas como quiero- es aplicable a cualquier persona enamorada, sea escritor, ingeniero, gestor o empleado bancario. Tal vez, la única diferencia es que el escritor, por ser una persona que se dedica a observar a la gente y a reflexionar sobre las relaciones humanas y los sentimientos, tiene algo más de registro sobre eso, lo cual tampoco garantiza nada (a lo sumo es un poco más consciente y  bastante más infeliz).

Dicho esto, obviamente la disfruté y me gustó, aunque, como ya me habían advertido mis amigos por facebook, había que bajar las expectativas para verla. Y tenían razón.