11/30/2010

Tengo (un mundo de sensaciones internéticas)

Resulta que ya empecé a escribir cuatro textos distintos porque me cebó la cantidad de gente que se metió en el blog. Ya lo dije en FB: gracias.
Pero lo más extraño de mi día hoy fue que el 85% de la gente que me crucé (de manera real, de manera virtual pública, de manera virtual privada) me dijo:

- que escriba el texto que prometí sobre Don Draper
- que escriba sobre el look jean+ saco de los psicólogos
- que explique por qué no voy a ver a Sonic Youth
- que inicie un ciclo "Amores prohibidos"
- que ponga la frase que dije hoy en una conversación: "si estuviera completamente feliz, sería ridículo"
- que me haga tanguera y aikidoka
- que suba más cosas de esas que escribo sobre mi vida cotidiana (tales como los pensamientos a la hora de la cena o las instrucciones sobre cocina)
- que ya sabían que todo lo que escribo es mentira
- que cómo que todo lo que escribo es mentira, que me iban a denunciar públicamente
- que saben que es verdad porque ellos son una de las personas que nombro
- que saben que es verdad porque ellos saben que es verdad
- que qué bueno el concepto de "porno psicológico", que lo desarrole más
- que escriba más cosas de música, sobre los videos que subo
- que escriba sobre series porque gracias a los post del blog anterior descubrieron algunas series que estaban buenísmas
- que quieren comentar pero se inhiben. Y que siempre los que comentan son: ...(me dieron nombre y apellido de las personas)
- que hoy seguro comentaban
- que organice los comentarios: que los mande al blog y que no lo hagan en FB
- que qué buena que estaba la relexión sobre el olvido
- que no me olvide de poner mi lista de preferidos de El Niño Gusano
- que escriba más seguido
- que escriba sobre Curb
- que escriba sobre los Flight og the Conchords
- que le sume a este blog las listas (mi blog anterior al anterior)
- que tome mucho sol
- que no saben cómo subir un comentario
- y por último, cierta persona famosa en mi muro, amiga queridísma, arengó, por mail, a todas mis amigas no digitales a que subieran sus cosas a internet

Todo esto en el día de hoy. Lo voy a hacer. No lo juro, pero, digamos que lo prometo.

11/29/2010

Etapa de revisión: In treatment

Hay miles de series nuevas para ver. Pero, como estoy tan escandalosamente retrasada, mandé todo a la mierda y me puse a mirar lo que ya había visto. Estoy en etapa de revisión, je. Como en la última semana cinco personas distintas en cinco situaciones diferentes me hablaron de In treatment, volví sobre la temporada uno, pero solo dos días. Ni hace falta que lo diga, no? Los lunes y los viernes, claro.
La primera vez que había visto la serie, me fascinó dramáticamente, pero me molestó un poco en términos de "realidad". Nada de lo que pasa ahí tiene que ver con lo que sucede en una sesión. Al menos no en una psicoanalítica. No digo que los guionistas no sepan de psicología. Al contrario, creo que saben y mucho. Me refiero a la representación de la terapia.
Pero esta segunda vez que la vi, me cagué en la "realidad" y me concentré más en lo dramático.
Hay alguien al que hace poco le pregunté por qué enseñaba con In treatment. Su primera respuesta fue: para que todos vean lo buena que está Laura. Luego, como, a pesar del exabrupto, es una persona seria, me dio una lista de cuestiones técnicas del guion, como siempre muy acertada e instructiva. Pero aquí yo quiero volver a la primera respuesta, a esa que se dice sin pensar (y, ojo, sin volvernos psicoanalíticos, eh). De hecho, si a mí alguien me preguntara por qué enseñar In treatment, yo primero diría: para que todos vean lo bueno que está Gabriel Byrne. Las cinco personas que me comentaron la serie empezaron por cosas parecidas.
Pero...¿por qué todos nos volvemos locos con los lunes de la temporada uno?
Porque es porno psicológico. Sí, sí, porno psicológico. Precisamente, la otra cara del porno: el deseo en su encarnación más pura y desgarradora, la imposibilidad. Avanzada la temporada, ya nada nos importa. Lo único que rogamos, que imploramos es: Paul (Gabriel) por favor, por favor, tirate arriba de Laura!!! Y él sigue con que no corresponde, con su "deber ser" y esas cosas (por eso, miramos los viernes) y ella le cuenta sus historias, y cada vez nos volvemos más locos. Lo peor es que él sabe (que nosotros sabemos) que si avanza, y...pierde. Luego, cuando uno logra enfriar su pensamiento, se da cuenta de que se trata de un gran trabajo de los guionistas, sin lugar a dudas, y unas actuaciones que te parten la cabeza, desde luego. Pero convengamos que el In treatment de los lunes es también un culebrón (un melodrama) sofisticadísimo. No es ni más ni menos que la historia de un amor prohibido. Y, en el siglo XXI, donde todo amor está permitido (la diferencia de clases ya no es un problema, de edad, tampoco, la distancia, menos aún, tener una familia...bueno, cualquiera se puede separar) esta gente logró encontrar una de las pocas imposibilidades que queda vigente: la del psicólogo con su paciente. Brillante.
Y también hay miles de cuestiones técnicas más, como el manejo de la información en los diálogos, el trabajo con el suspenso, el backstory de los personajes... Bueno, pero para eso vayan a tomar clases de guion, que no me gusta trabajar gratis.

Y no me vengan con que el resto de los episodios también la rompen, porque ya lo sé.

11/28/2010

Pon tu mente al sol (con El Niño Gusano)

Hace unas semanas un buen amigo catalán me mandó una lista pequeña de temas del que, según él, era el mejor grupo pop español: El Niño Gusano. Empecé a escuchar. Primero: Ahora feliz, feliz. Después El mejor olor. Y así seguí. Me copé, me encantaron. Pero, en realidad, recordé que, de hecho, yo los conocía y que hubo un tiempo en que ya me habían gustado. ¿Cómo me había olvidado de El Niño Gusano?
Bueno, cuestión que estas semanas los estoy escuchando bastante. (Tal vez, a mis vecinos ya no les gusten tanto.)
Recién me fui a la terraza a tomar sol. (Parece que estuviera tomando sol todo el día, pero juro que no, solo que, mientras lo hago, pienso pavadas que después escribo) En el MP4 me llevé a El Niño Gusano. Pensé: qué raro que uno se olvide de las cosas que le gustan. ¿De cuántas bandas, de cuántos libros, de cuántas películas me habré olvidado?
Mi papá, que era un hombre radical y fundamentalista, diría: si te gustaba de verdad no te hubieras olvidado. Yo, que, como toda persona sana mentalmente y normal, sigo manteniendo conversaciones imaginarias con él, le respondería: no, no estoy de acuerdo, uno, a veces, se puede olvidar de algo que le gusta mucho. Y a ver... ¿por qué alguien se olvidaría de algo que le gusta mucho? Bueno, no sé, tengo acá mi mente disencándose al sol, no puedo saber también la causa. Solo sé que a veces uno se olvida de lo que le gusta.
En realidad, no voy a hablar mucho sobre El Niño Gusano. No voy a decir nada sobre sus letras ni sobre su música. Son altamente recomendables. Nada más. Los voy a seguir escuchando y pasándolo bien. Espero que alguno de los que lea esto haga lo mismo.
Tampoco me voy a preocupar por las cosas que alguna vez me gustaron y me las olvidé. Estoy segura de que, a la larga o a la corta, siempre va a pasar algo que me las recuerde. Una afirmación radical y fundamentalista. Bueno, qué quieren, no nací de un repollo.

Ah, ya voy a poner una listita de temas (una propia, porque no me gusta robar trabajo ajeno)