Desde hace varios meses soy
escritora fantasma. En efecto, soy de esas personas a las que se les paga por
escribir cosas que se publican con nombre de otro autor. Me encantaría
contarles todo: de qué se trata el proyecto, qué pienso yo sobre lo que
escribo, cómo son las pautas de trabajo. Pero, obviamente, no puedo hacerlo.
Así que me limitaré a contarles una sola que me da vueltas en la cabeza desde
anoche.
Pero antes necesito comentar
otras cosas.
Se va a cumplir un año que
terminé el máster. Fue una experiencia genial, con algunos profesores muy buenos y otros más desagradables, pero, sin duda, lo mejor de todo fue escribir una
novela bajo la tutoría del increíble Juan Villoro. Juan es ¿cómo explicarlo?
Me gustaría hacer una descripción que le hiciera justicia, pero voy a limitarme
a usar palabras de este mundo. Juan es un escritor excelente, un profesor
excelente, una persona excelente. Espero que sea humano. Y, como podrán imaginar, fue un
tutor…excelente.
En el 2012 también sucedió algo maravilloso: participé en varios números de la revista Orsai. Recibí mensajes de
gente que no conocía hablándome de las notas. Fue muy divertido.
En el 2013 volví a Orsai. Y otra
vez tuvo su repercusión.
Cada vez que escribo un texto para mi blog
tengo unos cien lectores lo cual no está mal.
En este último mes de agosto me
publicaron dos textos muy lindos. El primero sobre la serie Dates en la revista
Paco (pueden leerla aquí). Al lunes siguiente llegó Una lectura íntima de
Madame Bovary en Literofilia (aquí).
Y ahora llega la infidencia que
quería contarles y las estadísticas que golpean en mi cabeza.
Mis textos como escritora
fantasma tienen entre 1500 y 2500 likes por día. Súmenle a eso toda la gente
que los lee sin poner nada.
Los textos que escribo para mi
blog con muuucha suerte alcanzan los 30 likes y la verdad es que me pone feliz,
porque son espontáneos y tampoco pretenden revolucionar nada.
La novela que escribí, de la cual Juan Villoro escribió en el informe final cosas como:
"Ingeniosa, provocadora, desenfadada, la escritura de Stucchi avanza con frases epigramáticas para revelar los avatares de Morgana, guionista de televisión que pasa un tiempo en Barcelona y vive catastróficos romances.
Astuta comedia de equivocaciones, metaficción donde la realidad y su representación resultan ser lo mismo, Punto medio tiene asegurado un público como el que asiste a las películas de Woody Allen o disfruta de series como Seinfeld. Las referencias cinematográficas y televisivas se imponen como forma de valoración de un libro que es deudor de esos discursos."
la leyó (como mucho) diez
personas. Es verdad que no me moví lo suficiente. También me pasa que no me
divierte mucho la tarea de buscar editores. Pero ese es otro tema.
Lo que me desvela desde anoche
son los números.
Soy un fantasma.
Sacate la sábana Mel! Dar el salto, como hizo Peña con Milagritos, que pensó que nadie lo iba a querer o que nadie le iba a creer y mirá! Besos y que sigan los éxitos by Melania Stucci.
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