11/29/2010

Etapa de revisión: In treatment

Hay miles de series nuevas para ver. Pero, como estoy tan escandalosamente retrasada, mandé todo a la mierda y me puse a mirar lo que ya había visto. Estoy en etapa de revisión, je. Como en la última semana cinco personas distintas en cinco situaciones diferentes me hablaron de In treatment, volví sobre la temporada uno, pero solo dos días. Ni hace falta que lo diga, no? Los lunes y los viernes, claro.
La primera vez que había visto la serie, me fascinó dramáticamente, pero me molestó un poco en términos de "realidad". Nada de lo que pasa ahí tiene que ver con lo que sucede en una sesión. Al menos no en una psicoanalítica. No digo que los guionistas no sepan de psicología. Al contrario, creo que saben y mucho. Me refiero a la representación de la terapia.
Pero esta segunda vez que la vi, me cagué en la "realidad" y me concentré más en lo dramático.
Hay alguien al que hace poco le pregunté por qué enseñaba con In treatment. Su primera respuesta fue: para que todos vean lo buena que está Laura. Luego, como, a pesar del exabrupto, es una persona seria, me dio una lista de cuestiones técnicas del guion, como siempre muy acertada e instructiva. Pero aquí yo quiero volver a la primera respuesta, a esa que se dice sin pensar (y, ojo, sin volvernos psicoanalíticos, eh). De hecho, si a mí alguien me preguntara por qué enseñar In treatment, yo primero diría: para que todos vean lo bueno que está Gabriel Byrne. Las cinco personas que me comentaron la serie empezaron por cosas parecidas.
Pero...¿por qué todos nos volvemos locos con los lunes de la temporada uno?
Porque es porno psicológico. Sí, sí, porno psicológico. Precisamente, la otra cara del porno: el deseo en su encarnación más pura y desgarradora, la imposibilidad. Avanzada la temporada, ya nada nos importa. Lo único que rogamos, que imploramos es: Paul (Gabriel) por favor, por favor, tirate arriba de Laura!!! Y él sigue con que no corresponde, con su "deber ser" y esas cosas (por eso, miramos los viernes) y ella le cuenta sus historias, y cada vez nos volvemos más locos. Lo peor es que él sabe (que nosotros sabemos) que si avanza, y...pierde. Luego, cuando uno logra enfriar su pensamiento, se da cuenta de que se trata de un gran trabajo de los guionistas, sin lugar a dudas, y unas actuaciones que te parten la cabeza, desde luego. Pero convengamos que el In treatment de los lunes es también un culebrón (un melodrama) sofisticadísimo. No es ni más ni menos que la historia de un amor prohibido. Y, en el siglo XXI, donde todo amor está permitido (la diferencia de clases ya no es un problema, de edad, tampoco, la distancia, menos aún, tener una familia...bueno, cualquiera se puede separar) esta gente logró encontrar una de las pocas imposibilidades que queda vigente: la del psicólogo con su paciente. Brillante.
Y también hay miles de cuestiones técnicas más, como el manejo de la información en los diálogos, el trabajo con el suspenso, el backstory de los personajes... Bueno, pero para eso vayan a tomar clases de guion, que no me gusta trabajar gratis.

Y no me vengan con que el resto de los episodios también la rompen, porque ya lo sé.

2 comentarios:

  1. Sí, soy uno de esos cinco que remarcan lo bueno que está Paul (Gabriel Byrne, no David Byrne; ese es el de Talking Heads). No para follármelo, tengo otros gustos; sino como ideal de aspecto a los, atención, 60 años que el amigo tiene a sus espaldas...

    Me ha gustado el análisis Laura - Paul. Yo creo que tendrías que iniciar un ciclo "Amores Prohibidos".

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  2. Error solucionado. Gracias por corregirme!!!

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