8/07/2011

Las voces, no las ideas, que bullen en la cabeza

Después de tantos días de frío, el sol de hoy se veía más disfrutable. Tenía muchas cosas para hacer (como siempre, como todos) de acá, de allá, cosas que me gustan más, cosas que me gustan menos, pero decidí no hacer nada que, en principio, pareciera relevante y poner mi mente al sol, tal como dice la canción de El niño gusano que abrió este blog.

En mi plan de improductividad garantizada, y al rato de estar al sol, fui a buscar un libro. Elegí uno que había comprado el año pasado no me acuerdo por qué motivo (seguramente, alguna reseña que leí o algún comentario que me dijeron o porque es famoso) Lo bueno (siguiendo la lógica autoimpuesta del día) era que no tenía una utilidad inmediata (como una lectura para una clase, o sobre un tema que estoy investigando, o sobre algo que quiero escribir, etc) El libro del que hablo se llama El curioso incidente del perro a medianoche y es de Mark Haddon. La historia trata de Christopher, un chico de 15 años, autista o algo así, que se obsesiona con investigar la muerte del perro de la vecina. La historia está contada por él, desde su perspectiva, y además de ser dulce, triste y tener unas reflexiones brillantes, tiene un trama que te mantiene atrapadísimo. El libro tiene un tono de comedia melancólica independiente, género que ya asumí como mi preferido.
Christopher ama las matématicas porque le dan orden y seguridad, odia el color amarillo, pero le gusta el rojo, solo sabe decir la verdad (él dice que según su madre lo hace porque es bueno, pero según él lo hace porque no sabe mentir, y porque la mentira lo confunde y le da miedo) y cuando está asustado (o si lo tocan) le pega a la gente o piensa en ecuaciones de segundo grado para calmarse.
Es de esos libros que me hubiese gustado escribir a mí.

Lo terminé de una sentada. Bueno, no exactamente de una sentada porque el sol bajó y empezó a hacer frío, entonces, seguí leyendo al lado de la estufa. Y después busqué más sobre el escritor y encontré este reportaje. Y ahora lo comparto porque también me gustó. Y como estoy con el tema de eliminar las ideas en el momento de escribir (sí, esta última frase puede ser un poco críptica, perdón, no tengo ganas de explicarla) quedé más copada aún con la respuesta que eligieron para titular la nota: "Estoy atento a las voces, no a las ideas, que bullen en mi cabeza".

(Este texto lo escribí ayer. Lo digo para los que leen demasiado literal. Ya sé que hoy estuvo bastante nublado.)

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